En promedio, un techo debe reemplazarse en cualquier lugar después de 15 a 50 años, según el material utilizado, la ventilación y los factores climáticos como la humedad, el calor y el frío. Se recomienda contratar a un contratista de techos para que realice una inspección del techo cada dos años para ver en qué condición se encuentra el techo y decirle si es necesario reemplazarlo.